Este capítulo trata cuatro cuestiones muy importantes. En primer lugar aborda la cuestión del entrenamiento de la flexibilidad, que constituye una parte importante de todo programa de acondicionamiento físico general. La segunda cuestión que se tratará en este capítulo es el calentamiento, tanto para destacar la importancia que tiene realizar un correcto calentamiento antes de proceder a realizar ejercicios que requieren mayor actividad física como en lo referente a las técnicas que se utilizan. A ello le sigue un apartado sobre el entrenamiento mediante ejercicios con el propio peso corporal y sobre el entrenamiento con balón de estabilidad. Al final del capítulo se describen con detalle instrucciones de movimientos recomendados de flexibilidad dinámica y estática, así como de una selección de ejercicios con el peso corporal y con balón de estabilidad.
Al finalizar este capítulo, el lector podrá:
■ Describir los beneficios que conlleva realizar un programa de entrenamiento de la flexibilidad.
■ Conocer los factores que afectan a la flexibilidad.
■ Explicar el valor del calentamiento previo al entrenamiento de la flexibilidad.
■ Enumerar y explicar los distintos tipos de entrenamiento de la flexibilidad.
■ Supervisar un programa de entrenamiento de la flexibilidad centrado en la combinación de estiramientos dinámicos y estáticos.
■ Supervisar ejercicios en los que se utiliza el peso corporal y balones de estabilidad.
El entrenamiento de la flexibilidad es importante por el papel que esta desempeña en la mejora de la ejecución de movimientos y en la disminución de las posibilidades de sufrir una lesión.
Los profesionales que supervisan programas de acondicionamiento físico o de rehabilitación utilizan normalmente algún tipo de estiramiento. A pesar de ello, sigue habiendo mucha confusión respecto a la base científica del entrenamiento de la flexibilidad (9, 10). Gran parte de esta confusión proviene de la creencia de que una persona debe alcanzar niveles extremos de flexibilidad para reducir las posibilidades de lesionarse y para mejorar su movilidad (14), cosa que no representa de manera precisa el papel que la flexibilidad desempeña en el entrenamiento: es una pieza importante del puzle que supone el entrenamiento, pero, al igual que otros aspectos de este, debe estar basada en las necesidades de cada persona.
Un punto de partida lógico para aclarar parte de esta confusión es considerar cómo se define la flexibilidad. Según la definición más habitual, la flexibilidad es la amplitud de movimiento de una articulación o una serie de articulaciones (4, 7, 8). Para los entrenadores personales, cuyo interés se centra que los clientes mejoren la ejecución de los movimientos y que se reduzcan las posibilidades de que sufran una lesión, una definición más relevante de la flexibilidad sería la que la define como la capacidad de una articulación para moverse con libertad a lo largo de toda la amplitud de movimiento (ADM) normal (30).
Aunque en un apartado posterior de este capítulo se habla del calentamiento con más detalle, es importante señalar en este punto que toda sesión de entrenamiento debería comenzar con un calentamiento diseñado para elevar la temperatura central del cuerpo. Dependiendo de la naturaleza de la actividad que el cliente tenga pensado llevar a cabo, el entrenamiento de la flexibilidad se realizará justo después del calentamiento o bien después de la actividad. Por ejemplo, si después del calentamiento el cliente va a realizar una actividad dinámica (por ejemplo, baloncesto o frontón), será necesario que realice el entrenamiento de la flexibilidad antes de iniciar esa actividad. Pero si el cliente va a realizar una actividad menos dinámica (una sesión en la bicicleta estática o en la máquina de step, por ejemplo) entonces puede trabajar la flexibilidad una vez que haya acabado la actividad.
Toda sesión de entrenamiento, independientemente de las limitaciones del cliente en lo que al tiempo se refiere, debería ir precedida por un calentamiento. Determinar en qué momento debe realizarse el entrenamiento de la flexibilidad depende de la actividad que va a llevarse a cabo durante el entrenamiento.
El desarrollo de la flexibilidad es un objetivo importante de cualquier programa de entrenamiento. Conseguir una flexibilidad óptima ayuda a eliminar movimientos anormales o ineficaces (porque permite que las articulaciones se muevan libremente a lo largo de toda una ADM normal) y también puede proporcionar una mayor resistencia a las lesiones musculares (3, 22, 23, 24, 32, 36). La mejora de la flexibilidad es un elemento fundamental de todo programa de entrenamiento porque la ADM puede mejorar la destreza de una persona a la hora de realizar varios movimientos, especialmente aquellos que requieren un gran nivel de flexibilidad (un servicio en tenis, coger una bolsa de la compra del suelo, etc.) (4, 8, 9, 30, 37, 42, 47). Es importante señalar que aunque los grandes deportistas pueden tener una flexibilidad por encima de la media, este hecho puede no ser la razón de su éxito. La capacidad de moverse eficazmente depende de una combinación de fuerza y coordinación, y en ciertas situaciones el hecho de ser flexible puede mejorar esta capacidad (14). El objetivo del entrenamiento de la flexibilidad no es que el cliente llegue a un punto en el que no tenga estabilidad en las articulaciones, sino que alcance una combinación de fuerza y flexibilidad que le permita controlar mejor sus movimientos (14).
El entrenamiento de la flexibilidad también es importante en la prevención de lesiones (4, 8, 9, 10, 20, 25, 30, 32, 37, 42, 47). Entre los problemas más comunes que se observan en individuos con poca flexibilidad encontramos la lumbalgia, que potencialmente se debe a la tensión de los músculos del cuádriceps, el psoasilíaco y los músculos de la espalda (y posiblemente a la debilidad correspondiente de los músculos abdominales y los isquiotibiales). La falta de flexibilidad también puede hacer que aumente la incidencia de desgarros musculares producidos por la tensión de los músculos en uno o ambos lados de la articulación (9). Respecto al papel de la flexibilidad en la prevención de lesiones, está generalmente aceptado que cuando cada articulación tiene una ADM normal (es decir, la ADM habitual en la mayoría de personas) disminuyen las posibilidades de sufrir una lesión (10). Cuando un cliente practica un deporte o una actividad física que requiere una ADM mayor de lo normal, el entrenador personal debería poner más énfasis en aumentar la flexibilidad del cliente para protegerlo de las lesiones.
Dados estos importantes beneficios, se recomienda a los entrenadores personales que supervisen los estiramientos como lo harían con cualquier otra parte de la sesión de entrenamiento. Con ello, transmiten a los clientes la importancia del período de calentamiento y de estiramientos, lo que puede hacer que estos mantengan la atención y la concentración en la tarea que están llevando a cabo (25).
Varios factores fisiológicos, ambientales y del estilo de vida afectan a la flexibilidad. Mientras que algunos de estos factores, como la estructura articular, la edad o el sexo, escapan al control del cliente, hay otros en los que este sí tiene algo que ver: se trata de factores como la elasticidad del tejido muscular y conectivo, la temperatura central, el nivel de actividad y el programa de entrenamiento, que pueden tener una gran influencia en la ADM (4, 19).
■ Estructura articular
Uno de los principales factores que limitan la ADM estática es la propia estructura de las articulaciones (10), es decir, que esta limita la cantidad de movimiento que podemos realizar. Cuando el entrenador personal evalúe la flexibilidad de un cliente, debe tener en cuenta que la estructura articular varía de un cliente a otro.
La estructura articular también varía entre articulaciones. En virtud de su estructura, algunas articulaciones ofrecen una ADM reducida en comparación con otras. Por ejemplo, las articulaciones en bisagra (trocleares) de la rodilla y el codo solo permiten movimientos hacia delante y hacia atrás (flexión y extensión), por lo que su ADM es significativamente inferior a la del hombro y la cadera (4), cuyas articulaciones esféricas (enartrosis) permiten movimientos en todos los planos anatómicos
y tienen la mayor ADM de todas las articulaciones (4, 9, 19, 30).
La flexibilidad es específica de cada articulación, es decir, es habitual tener una flexibilidad por encima de la media en una articulación y una ADM por debajo de la media en otra (7, 12). Por lo tanto, no debemos considerar la flexibilidad como una característica general, sino como una característica específica de una articulación y una acción articular concretas (30). Por este motivo, es erróneo pensar que una única prueba para medir la flexibilidad pueda proporcionarnos una medición precisa de la flexibilidad global de una persona (12, 25).
■ Tejido muscular y conectivo
Durante los ejercicios de ADM el objeto de interés es el tejido conectivo (músculos, ligamentos y tendones) y esto es debido a que, en circunstancias normales, este tejido es la estructura que principalmente limita la ADM de las articulaciones. Entre estas estructuras encontramos las cápsulas ligamentosas de las articulaciones, los tendones y los músculos (24, 25). Aunque el músculo no se considera normalmente una estructura de tejido conectivo, los estudios indican que cuando un músculo relajado se estira durante un ejercicio de ADM, la mayor parte de la resistencia al estiramiento procede de la extensa estructura de tejido conectivo que hay dentro y alrededor del músculo (24). Por lo tanto, las mejoras en la ADM derivadas de los estiramientos se deben principalmente a las adaptaciones del tejido conectivo (4).
La mayor parte de la diferencia en la ADM estática entre individuos se debe a las propiedades elásticas del músculo y de los tendones insertados en las articulaciones (10). Los músculos y los tendones «rígidos» reducen la ADM, mientras que los músculos y los tendones «flexibles» la incrementan.
Son estas propiedades elásticas las que se alteran con los ejercicios de estiramiento. Cuando un músculo se mantiene cierto tiempo bajo tensión en un estiramiento estático, la tensión pasiva del músculo disminuye, es decir, el músculo «cede» un poco (se relaja): a esto se le llama respuesta viscoelástica de relajación de tensión (10). La tensión pasiva se define como la cantidad de fuerza externa necesaria para alargar el músculo relajado (10) y, obviamente, cuanto más flexible sea el músculo, menor será la fuerza externa requerida. Este aumento de la flexibilidad de un músculo se mantiene hasta 90 min después de haber realizado el estiramiento.
Los músculos que cruzan una articulación o que son adyacentes a ella también afectan a la flexibilidad (7). En cualquier movimiento, la contracción activa de un músculo (agonista) se produce simultáneamente a la relajación o el estiramiento del músculo antagonista. Cuanto más fácilmente cedan los músculos antagonistas, menos energía se gastará en superar su resistencia. La capacidad de alargarse de una fibra muscular mejora con el entrenamiento de la flexibilidad. Sin embargo, la flexibilidad suele estar limitada, independientemente de la cantidad de entrenamiento, si los músculos antagonistas no están relajados o si hay una falta de coordinación entre la contracción (agonistas) y la relajación (antagonistas).
■ Hiperlaxitud
Aunque es poco habitual, algunas personas nacen con una estructura de tejidos que las predispone a la hiperlaxitud. La hiperlaxitud permite a las articulaciones del cuerpo alcanzar una ADM que
supera lo que se considera normal (37). Cuando un cliente tenga hiperlaxitud articular, el entrenador personal debería actuar con precaución a la hora de poner en práctica el programa de estiramientos, y debería asegurarse de que el cliente ha sido examinado por un profesional de la salud. Es importante que el cliente no realice sobreestiramientos ni que se creen niveles de laxitud aún mayores en los tejidos de sustentación circundantes. Una mala selección de ejercicios de estiramiento también puede causar problemas, porque una excesiva ADM en una articulación puede incrementar las posibilidades de sufrir una lesión.
■ Edad
La edad también desempeña un papel en la flexibilidad. Los investigadores han descubierto que los niños y niñas de primaria se van haciendo menos flexibles con la edad y llegan a su punto más bajo entre los 10 y los 12 años (4, 8, 12, 25, 30). La flexibilidad normalmente mejora a partir de entonces, pero nunca alcanza el nivel observado durante los primeros años de la infancia (24). Esta disminución de la flexibilidad se debe a la pérdida gradual de elasticidad en los músculos (7). Entre el inicio y el final de la pubertad hay pocos cambios significativos.
Desde un punto de vista anatómico, la infancia, y más concretamente el período anterior a la pubertad, es el momento ideal para iniciar un programa de flexibilidad (7, 8) porque estos niños y niñas aún tienen un nivel de flexibilidad alto. Durante esta fase de la vida, los programas de entrenamiento deberían estar destinados a desarrollar la flexibilidad de todas las articulaciones.
■ Sexo
El sexo también desempeña un papel en la flexibilidad: las mujeres tienen normalmente más flexibilidad que los hombres (4, 9, 12, 22, 25). Los estudios demuestran que las niñas de primaria superan en flexibilidad a los niños y es probable que esta diferencia se mantenga a lo largo de la vida adulta (24). Esta mayor flexibilidad en las mujeres se debe por lo general a las variaciones anatómicas de las estructuras articulares (22). Las mayores diferencias se observan en el tronco (flexión y extensión), las caderas y los tobillos (7). Se cree que la disminución de la flexibilidad observada en los chicos durante la pubertad está relacionada con el aumento del tamaño de los músculos, de la estatura y de la fuerza muscular.
■ Temperatura
La temperatura es otro factor que influye en la flexibilidad, debido a que la ADM se ve afectada positivamente por el aumento de la temperatura corporal central (4, 9, 12, 30) y de la temperatura externa (30). El efecto positivo que el aumento de la temperatura corporal central tiene sobre la ADM señala la importancia que tiene el calentamiento (del que hablaremos más adelante) antes de realizar una sesión de flexibilidad.
■ Nivel de actividad
Como era de esperar, los estudios indican que las personas físicamente activas tienden a ser más flexibles que las personas inactivas. La disminución de la flexibilidad en las personas inactivas se produce porque el tejido conectivo tiende a volverse menos flexible cuando se expone a ADM
limitadas (4, 24, 30). Una disminución del nivel de actividad tendrá como resultado un aumento del porcentaje de grasa corporal y una reducción de la flexibilidad del tejido conectivo. Además, un aumento de los depósitos de grasa alrededor de una articulación pone obstáculos a la ADM (24).
■ Entrenamiento de fuerza
Un programa de entrenamiento de fuerza bien diseñado y llevado a cabo correctamente, que cuente con ejercicios que se ejecuten a lo lardo de toda la amplitud de movimiento de las articulaciones, también puede hacer aumentar la flexibilidad. Sin embargo, un programa de entrenamiento de fuerza centrado en ejercicios con grandes cargas que no recorran el total de la ADM puede hacer que disminuya la flexibilidad del cliente (4). Por lo tanto, todos los ejercicios de los programas de entrenamiento de fuerza (programas que tendrían que ser diseñados para desarrollar tanto los músculos agonistas como los antagonistas) deberían realizarse a lo largo de toda la ADM de las articulaciones implicadas (4). Aunque un entrenamiento de fuerza incorrecto puede afectar negativamente a la flexibilidad, el motivo de que esto ocurra no suele ser que la persona en cuestión sea demasiado musculosa: la disminución de la flexibilidad se produce por el desarrollo inapropiado de un músculo o grupo de músculos alrededor de una articulación, lo cual acaba restringiendo la movilidad de esta (9, 14). Por ejemplo, una persona con bíceps y deltoides grandes puede tener dificultades a la hora de estirar el tríceps, de realizar una cargada de potencia o de aguantar la barra durante una sentadilla frontal (4). Esta es otra de las razones de por qué los programas de entrenamiento de fuerza deberían diseñarse para desarrollar tanto los músculos agonistas como los antagonistas y contar con ejercicios en los que todas las articulaciones implicadas se desplacen a lo largo de toda su ADM.
La flexibilidad está influida por muchos factores, algunos de los cuales (la estructura articular, la edad y el sexo) no se ven afectados por el entrenamiento. Sin embargo, otros factores, como la temperatura corporal central durante el entrenamiento de la flexibilidad, el nivel de actividad en general, la participación en un programa de entrenamiento de fuerza bien diseñado y la realización regular de estiramientos, pueden afectar a la flexibilidad y son, además, factores en los que el entrenador personal puede influir positivamente.
El entrenamiento de la flexibilidad tiene como objetivo dos adaptaciones distintas del tejido: elástica y plástica. Por elasticidad se entiende la capacidad de volver a la longitud original en reposo tras un estiramiento pasivo (4). Por lo tanto, la elasticidad permite un cambio temporal de la longitud. Por el contrario, la plasticidad describe la tendencia a adoptar una nueva longitud (mayor) tras un estiramiento pasivo, incluso tras haber eliminado la carga (4, 24).
El músculo solo tiene propiedades elásticas. Sin embargo, los ligamentos y los tendones tienen propiedades tanto elásticas como plásticas. Cuando se estira el tejido conectivo, parte de la elongación se produce en los elementos elásticos del tejido y parte en los elementos plásticos. Cuando el estiramiento desaparece, la deformación elástica se recupera, pero la deformación plástica
permanece (24).
Siendo el objetivo del entrenamiento el aumento permanente de la ADM, las técnicas de estiramiento deberían diseñarse para producir principalmente una elongación plástica. Durante los estiramientos, dependiendo de cómo y bajo qué condiciones se produzca el entrenamiento de la flexibilidad, pueden variar las proporciones de deformación elástica y de deformación plástica. Para potenciar el estiramiento plástico, nos servirá de ayuda estirar hasta el punto de notar una molestia leve, aguantar el estiramiento durante cierto tiempo y estirar solo cuando se haya elevado la temperatura corporal central (24).
Para mantener o aumentar la flexibilidad pueden utilizarse varios métodos de estiramiento. Los métodos más comunes son el balístico, el dinámico, el estático y varias técnicas de facilitación neuromuscular propioceptiva (FNP) (8, 24, 25, 30).
El entrenamiento de la flexibilidad se puede dividir en ejercicios de estiramientos activos y pasivos. Los estiramientos activos se producen cuando la persona que está estirando es la que proporciona la fuerza necesaria para que se produzca el estiramiento. Por ejemplo, durante el ejercicio en el que hay que tocarse la punta de los pies sentado, el cliente es quien proporciona la fuerza para que haya una inclinación hacia delante, que es la que estira los isquiotibiales y la región lumbar (4). Por el contrario, los estiramientos pasivos se producen cuando un compañero o un aparato proporciona la fuerza necesaria para que se produzca el estiramiento (4).
El aspecto más importante del diseño de un programa eficaz de entrenamiento de la flexibilidad consiste en garantizar la ejecución correcta de los ejercicios, independientemente del método de entrenamiento que se utilice (10). Por ejemplo, aunque una técnica que se emplea habitualmente para estirar los isquiotibiales es tocarse la punta de los pies, esta postura requiere una flexión de la región lumbar que posteriormente hace girar la pelvis, lo que reduce la eficacia del estiramiento de los isquiotibiales. Un método mejor para estirar estos músculos es colocar un pie ligeramente delante del otro e inclinarse hacia delante desde las caderas manteniendo la espalda arqueada: sosteniendo el peso de la parte superior del cuerpo con las manos sobre la pierna retrasada, el cliente debería percibir el estiramiento de la pierna adelantada. Esta postura garantiza que la espalda no se flexione y que la pelvis se mantenga inclinada hacia delante, lo cual mantiene a los isquiotibiales en una longitud óptima (10). Para que se produzca un aumento óptimo de la flexibilidad es necesario que la técnica sea buena.
■ Estiramientos balísticos
Los estiramientos balísticos (rebotes) son movimientos rápidos y descontrolados durante los cuales una parte del cuerpo se pone en movimiento y recorre, gracias a la inercia, toda la ADM hasta que los músculos se estiran al límite (4, 7, 8, 24, 30, 47).
Los estiramientos balísticos, pese a ser ampliamente utilizados en el pasado, hoy en día ya no se consideran un método aceptable para aumentar la ADM de una articulación. Uno de los motivos es
que, como estos movimientos se ejecutan a mucha velocidad, es difícil controlar el ritmo y el grado del estiramiento, así como la fuerza aplicada para provocarlo (24). Un segundo motivo es que este tipo de estiramientos puede hacer que aumente el riesgo de lesión en los músculos y en el tejido conectivo, sobre todo cuando previamente ya ha habido alguna lesión (4, 30). Este aumen to de las posibilidades de sufrir una lesión se produce porque existe el peligro de sobrepasar los límites de extensibilidad del tejido que se está estirando (47).
Si se comparan los estiramientos estáticos y los balísticos, estos últimos tienen cuatro claras desventajas (3):
1. Mayor peligro de sobrepasar los límites de extensibilidad de los tejidos implicados.
2. Necesidades energéticas mayores.
3. Probabilidad más alta de provocar dolor muscular.
4. Activación del reflejo de estiramiento.
Los husos musculares, situados en el centro del músculo, y el órgano tendinoso de Golgi,
situado en la unión musculotendinosa, son dos de los órganos sensitivos de los músculos esqueléticos que funcionan como mecanismo protector frente a las lesiones durante los estiramientos pasivos y activos. Los husos musculares inician el reflejo de estiramiento, mientras que el órgano tendinoso de Golgi inicia el reflejo tendinoso de Golgi.
El reflejo de estiramiento se produce en respuesta al grado de estiramiento del músculo y a su rapidez. Cuando los husos musculares no se estimulan, el músculo se relaja, lo que permite un mayor estiramiento. Sin embargo, durante un movimiento de estiramiento rápido, una neurona sensitiva del huso muscular inerva una neurona motora de la espina dorsal. La neurona motora, a su vez, provoca una contracción de las fibras musculares extrafusales previamente estiradas: esto se conoce como reflejo de estiramiento (4). Cuando el cliente hace rebotes, por ejemplo, los músculos responden contrayéndose para protegerse del sobreestiramiento. Es decir, en el músculo se genera una tensión interna que evita que este sea totalmente estirado (24). Un conocido ejemplo de este reflejo es la respuesta del tendón rotuliano: al ser golpeado, este tendón y, en consecuencia, también el cuádriceps, experimentan un estiramiento ligero, pero rápido. Este estiramiento inducido tiene como consecuencia la activación de los receptores de los husos musculares del cuádriceps, lo que hace que la parte inferior de la pierna dé una sacudida (24). Como el movimiento se ve limitado por estas contracciones musculares reflejas, durante los estiramientos debería evitarse la estimulación del huso muscular, evitando así, también, la posterior activación del reflejo de estiramiento.
Además del reflejo de estiramiento, cuando se genera demasiada fuerza en el músculo, el órgano tendinoso de Golgi provoca un reflejo opuesto al del huso muscular, que inhibe la contracción muscular y hace que el músculo se relaje. Este reflejo, llamado reflejo tendinoso de Golgi, ayuda a prevenir lesiones al evitar que el músculo desarrolle demasiada fuerza o tensión durante los estiramientos activos (30).
■ Estiramientos estáticos
El método que más se utiliza para aumentar la flexibilidad es el de los estiramientos estáticos, que consisten en relajar y alargar simultáneamente el músculo que se desea estirar. Se realizan a una
velocidad lenta y constante, y la posición de estiramiento se mantiene durante 30 s (4). Dada la lentitud con la que se realizan, los estiramientos estáticos no activan el reflejo de estiramiento del músculo y, por lo tanto, el riesgo de sufrir una lesión es menor que durante los estiramientos balísticos (4). Pese a que cuando el estiramiento estático es demasiado intenso puede producirse una lesión en los músculos o en el tejido conectivo, este tipo de estiramiento no tiene desventajas reales en lo que se refiere al riesgo potencial de sufrir una lesión (siempre y cuando se aplique una técnica correcta). Sin embargo, hay estudios recientes que indican que la ejecución de ejercicios estáticos de flexibilidad antes de una actividad dinámica (correr, saltar, realizar lanzamientos, etc.) puede tener efectos negativos sobre el rendimiento (15, 24).
Es posible que aquellos clientes que inicien un programa de entrenamiento de la flexibilidad tengan dificultades para mantener un estiramiento durante 30 s. En estos casos, el entrenador personal puede hacer que el cliente aguante primero 15 o 20 s y, a medida que gane experiencia y concentración, hacerle progresar gradualmente hasta los 30 s. Aumentar el tiempo en que se mantiene la posición de estiramiento de 30 a 60 s no tiene como resultado una mejora en la flexibilidad (30).
El movimiento hasta alcanzar la posición final de estiramiento estático debería producirse lentamente y solo hasta el punto de sentir una ligera incomodidad. A medida que se mantiene la posición de estiramiento, la sensación de tensión debería disminuir. En caso de no hacerlo, la posición debería modificarse para reducir ligeramente el estiramiento. Este procedimiento debería ayudar a eliminar la activación del reflejo de estiramiento (24).
Para evitar la activación del reflejo de estiramiento, el movimiento que el cliente realiza hasta llegar a la posición final de estiramiento estático debería producirse lentamente y solo hasta el punto de sentir una ligera incomodidad. A medida que se mantiene la posición, la sensación de tensión debería disminuir; de no hacerlo, la posición debería modificarse para reducir ligeramente el estiramiento.
■ Facilitación neuromuscular propioceptiva
Los estiramientos con facilitación neuromuscular propioceptiva (FNP) se desarrollaron originalmente como una técnica para relajar aquellos músculos que presentaban un tono o una actividad altos. Desde entonces, su uso se ha extendido a la preparación física de los deportistas y de la población general como método para incrementar la ADM (4).
La FNP está aceptada como método eficaz para aumentar la ADM (14, 18, 28, 43, 52). En estas técnicas, que normalmente se practican con un compañero, se utilizan movimientos pasivos y contracciones musculares activas (concéntricas e isométricas) (10, 25, 30). Aunque existen varias técnicas de FNP, quizá el método más habitual (el de mantenimiento-relajación) implica llevar al músculo o a la articulación a una posición de estiramiento estático manteniendo el músculo relajado en todo momento. Tras mantener la posición de estiramiento unos 10 s, el músculo se contrae durante 6 s mediante una fuerte contracción isométrica contra un objeto externo fijo (es decir, una fuerza que actúa en la dirección del estiramiento). El compañero no debería permitir que se produjera ningún movimiento en la articulación del cliente. Después de un descanso muy breve (1-2 s), se realiza otro estiramiento pasivo durante 30 s, que potencialmente tiene como resultado un estiramiento mayor. La contracción isométrica tendrá como resultado la estimulación de los órganos
tendinosos de Golgi, que puede ayudar a mantener una tensión muscular baja durante la segunda maniobra de estiramiento, permitiendo así que el tejido conectivo se alargue todavía más y que, en consecuencia, aumente la ADM (24).
Recomendaciones para la realización de estiramientos estáticos |
Cuando un cliente inicia un programa de entrenamiento de la flexibilidad estática, el entrenador personal puede hacerle las siguientes recomendaciones (47): ■ Los estiramientos deben ir precedidos de un calentamiento de entre 5 y 15 min, hasta que aparezca un ligero sudor. ■ Es muy importante estar relajado en todo momento. Los movimientos deben ser suaves y lentos, y hay que coordinarlos con la respiración, que debe ser profunda. Se debe inhalar y luego exhalar profundamente mientras se estira hasta un punto en el que se note una ligera molestia. Después, se debe aliviar ligeramente la tensión y mantener el estiramiento durante 30 s respirando con normalidad. Finalmente, se debe exhalar mientras se estira lentamente un poco más, hasta el punto de sentir la ligera molestia, como antes. Hay que repetir el movimiento tres veces. ■ Los estiramientos ejecutados correctamente no deberían causar más que una ligera molestia. Si se siente dolor, significa que se está estirando demasiado. ■ Hay que asegurarse de que no se bloquean las articulaciones. ■ Para reducir las posibilidades de que se active el reflejo de estiramiento, no se deben hacer rebotes. ■ Deberían estirarse primero los grupos musculares grandes y habría que repetir la misma rutina cada día de entrenamiento. Cuando se observen zonas menos flexibles, debe insistirse más en esos grupos musculares y articulaciones, llevando a cabo estiramientos adicionales. ■ Los estiramientos deberían hacerse al menos tres veces por semana y en el mismo momento del día para poder notar las mejoras. Las personas son menos flexibles por la mañana porque es cuando se tiene la temperatura corporal central más baja, de manera que realizar estiramientos a primera hora de la mañana y sin haber elevado antes la temperatura corporal central no supone ninguna ventaja para mejorar la flexibilidad. ■ El mejor momento para estirar es después de una actividad aeróbica o un entrenamiento de fuerza, cuando la temperatura corporal central se ha elevado al máximo. |
El estiramiento con FNP puede que sea superior a otros métodos de estiramiento porque contribuye a la relajación muscular, lo cual ayuda potencialmente al aumento de la ADM (14, 26, 28, 37, 43, 52). Un estudio que evaluaba el aumen to de la ADM que resultaba de un procedimiento de estiramientos estáticos y el que resultaba de un procedimiento con FNP demostró que, aunque ambos procedimientos incrementaban la flexibilidad, los sujetos en los que más aumentó la ADM fueron aquellos que habían utilizado el método de FNP. A pesar de ello, no todo el mundo está de acuerdo en que la FNP es el mejor método y, aunque algunos estudios indican que con la FNP se obtienen mejores resultados, sus técnicas pueden no ser prácticas al ser utilizadas. Una de las limitaciones que encontramos a la hora de utilizar los métodos de FNP cuando trabajamos con un grupo es que normalmente se necesita un compañero, el cual, además, debe tener mucho cuidado en no llevar al músculo al sobreestiramiento. La FNP puede resultar peligrosa, a menos que todas las personas implicadas estén familiarizadas con las técnicas adecuadas, ya que puede darse demasiada importancia a la flexibilidad y no la suficiente a la técnica correcta (13). Las posibilidades de sufrir una lesión con la FNP pueden suponer un problema, especialmente cuando se trabaja con niños o adolescentes, pues no suelen prestar atención a los detalles (13). Por este motivo, y también porque varios estudios han puesto en duda las investigaciones que apuntan a la eficacia de la FNP, se debe actuar con mucha precaución a la hora de poner en práctica un programa de FNP en estos grupos de edad (9).
Lo mencionado hasta ahora hace que los métodos de FNP tengan una aplicación limitada en el
ámbito de los entrenadores personales, los cuales, además, necesitan tener un nivel importante de preparación para implementarlos con seguridad. Por otro lado, al necesitarse un compañero, estos métodos pueden exigir más tiempo que otros para ser llevados a cabo. Además, como los métodos de flexibilidad estática y dinámica son eficaces a la hora de incrementar la flexibilidad y dado que la mayoría de clientes no necesita alcanzar niveles superiores de flexibilidad, los métodos de FNP no se suelen requerir en este ámbito. Si el entrenador personal tiene formación en los métodos de FNP y el cliente presenta una notoria falta de ADM en una o más articulaciones, podrían utilizarse los métodos de FNP.
■ Estiramientos dinámicos
Los estiramientos dinámicos y los balísticos se parecen en que, en ambos casos, los movimientos que se producen durante el entrenamiento son rápidos. En los estiramientos dinámicos, sin embargo, se evitan los rebotes y se incluyen movimientos específicos de un deporte o de patrón de movimiento (4). Un ejemplo de estiramiento dinámico consiste en realizar tijeras (lunges) caminando, en las que el cliente da una zancada exageradamente larga y flexiona la rodilla de la pierna posterior de manera que acaba en una posición en la que, manteniendo el torso erguido, la rodilla de la pierna adelantada queda en línea con la punta del pie (sin sobrepasarla) y la rodilla de la pierna posterior queda a poca distancia del suelo.
La flexibilidad se mide a menudo mediante pruebas, como la prueba sit and reach, que miden la flexibilidad estática. A pesar de ello, la investigación ha demostrado que no existe relación alguna entre flexibilidad estática y rendimiento dinámico. Pocos son los casos en los que la capacidad de alcanzar un alto grado de flexibilidad estática suponga una ventaja (23). En lo que respecta al principio de especificidad, la flexibilidad dinámica puede ser más apropiada porque simula con más precisión los movimientos que se producen en las actividades diarias. Un ejemplo de ello es el movimiento que se realiza para alcanzar algo que esté en la parte más alta de una estantería en una tienda, en casa o en el trabajo. Realizar círculos dinámicos con los brazos mediante movimientos fluidos puede parecerse más al movimiento que se hace en el día a día para alcanzar algo situado por encima de la cabeza de lo que lo haría una posición en que se mantuvieran los brazos por encima de la cabeza de forma estática.
Aunque aún queda mucho por investigar sobre los métodos de estiramiento para poder dar respuestas definitivas a todas las preguntas, los profesionales del fitness deberían estudiar con atención algunas de las técnicas de estiramiento y determinar el mejor momento para utilizarlas. En concreto, es muy habitual que los estiramientos estáticos formen parte del calentamiento a pesar de que ni la investigación ni la lógica indican que estos estiramientos sean de mucha ayuda a la hora de prevenir lesiones o mejorar la función muscular antes de una actividad. En su lugar, los ejercicios de movilidad activa, que son aquellos que hacen que los músculos recorran dinámicamente toda la ADM (y en los que se empieza lentamente y se va acelerando hasta llegar a una velocidad concreta según el movimiento), realizados tras el calentamiento, son más apropiados para desarrollar una ADM activa para las actividades diarias (10).
Los estiramientos dinámicos hacen hincapié en los movimientos funcionales. A medida que el entrenamiento progresa, se puede mejorar la eficacia de los ejercicios de estiramiento dinámico pasando de realizarlos de pie a realizarlos caminando o saltando. No es difícil modificar los
ejercicios de estiramiento estático para convertirlos en ejercicios de estiramiento dinámico: muchas veces el ejercicio de estiramiento es el mismo, pero está precedido y seguido por alguna forma de movimiento.
Aquellos entrenadores personales que deseen incluir un entrenamiento de la flexibilidad dinámica en el programa de un cliente deberían empezar los estiramientos dinámicos con poco volumen y baja intensidad, porque los ejercicios de flexibilidad dinámica requieren equilibrio y coordinación. Además, al iniciar un entrenamiento de la flexibilidad dinámica, el cliente puede sentir cierto dolor muscular durante un corto período de tiempo debido a que este entrenamiento representa un estrés nuevo para el cuerpo.
Muchas de las pautas que se establecen para los programas de entrenamiento de la flexibilidad estática también pueden aplicarse al entrenamiento de la flexibilidad dinámica. Como se ha dicho anteriormente, antes de cualquier entrenamiento de la flexibilidad debería haber un período de calentamiento. La frecuencia del entrenamiento debería ser de entre dos y cinco veces por semana, dependiendo de las necesidades de flexibilidad de las actividades para las que prepara el cliente y de su flexibilidad. Como en el entrenamiento de la flexibilidad dinámica se utiliza el movimiento, cada estiramiento debería ser repetido a lo largo de una distancia de unos 20 m.
A medida que el cliente vaya mejorando en la ejecución de todos los ejercicios, podrá ir realizando combinaciones de estos. Por ejemplo, se puede combinar el ejercicio de caminar llevando las rodillas al pecho con el de caminar haciendo tijeras, alternando las piernas después de cada movimiento. Las combinaciones de ejercicios posibles son casi ilimitadas. La combinación de movimientos tiene dos ventajas principales: la primera es que el programa gana en variedad, con lo cual hay menos probabilidades de que se vuelva monótono; la segunda es que la combinación de estiramientos hace que se necesite menos tiempo para llevar a cabo el entrenamiento porque el cliente estira más grupos musculares y no tiene que copiar el mismo estiramiento repetidamente (lo cual es importante porque muchos clientes disponen de poco tiempo que dedicar al programa de entrenamiento).
En un apartado posterior del capítulo se describen e ilustran varios ejercicios de flexibilidad dinámica. Sin embargo, como este tipo de ejercicios se basan en movimientos realizados tanto en el deporte como en la vida diaria, la selección de ejercicios presentada no puede considerarse una lista completa de todos los estiramientos dinámicos. Lo único que limita la cantidad y los tipos de estiramientos dinámicos que pueden ser utilizados es la creatividad de quienes diseñan los programas.
Los estiramientos dinámicos pueden ser el tipo de entrenamiento de la flexibilidad más apropiado para mejorar la capacidad de movimiento antes de la actividad física. Si se necesita trabajar aún más la flexibilidad, es eficaz realizar ejercicios de flexibilidad estática al finalizar la actividad.
Recomendaciones para la realización de estiramientos dinámicos |
■ Un estiramiento nunca debería forzarse: si provoca dolor, debería dejar de hacerse. ■ El entrenamiento de la flexibilidad debería combinarse con el entrenamiento de fuerza. ■ La flexibilidad debería ser específica de cada articulación según las necesidades del cliente y las exigencias de la actividad. ■ Deberían evitarse los estiramientos balísticos. ■ Debería hacerse hincapié en aquellos movimientos de estiramiento que colocan el cuerpo en la postura lo más funcional posible en relación con las articulaciones y la musculatura que van a estirarse y según las exigencias de la actividad que realiza el cliente. ■ A la hora de realizar estiramientos es importante utilizar la gravedad, el peso corporal y las fuerzas de reacción del suelo. Además, para mejorar aún más la flexibilidad, también deberían tenerse en cuenta los cambios de plano y de demanda propioceptiva. ■ Un programa de entrenamiento de la flexibilidad dinámica debería ser específico de las exigencias del deporte o de la actividad física que realiza el cliente. Las necesidades de flexibilidad individuales del cliente también son importantes y deben tenerse en consideración. ■ Las mejoras en la flexibilidad pueden producirse de un día para otro. Además, una vez que se ha producido un incremento de la ADM, es fácil mantener la nueva ADM: mantener la flexibilidad requiere menos trabajo del necesario para mejorarla. ■ Los clientes deberían estirar primero los grupos musculares grandes y repetir la misma rutina cada día de entrenamiento. Cuando se observen zonas menos flexibles, debe insistirse más en esos grupos musculares y articulaciones llevando a cabo estiramientos adicionales. ■ Hay que entrenar la flexibilidad dinámica al menos tres veces por semana o con cada sesión de ejercicio. Para poder notar las mejoras, los clientes deben ser constantes respecto al momento del día en que llevan a cabo el entrenamiento de la flexibilidad dinámica y recordar que son menos flexibles por la mañana. ■ Los estiramientos deberían llevarse a cabo una vez que se haya elevado la temperatura corporal central. |
Recomendaciones para el entrenamiento de la flexibilidad
Cuando el objetivo del entrenamiento es aumentar la ADM, se recomienda una combinación de entrenamiento de la flexibilidad dinámica y estática. Aunque el entrenamiento de la flexibilidad dinámica suele asociarse al entrenamiento de deportistas, también puede usarse con éxito en la población no deportista. Una mayor flexibilidad es valiosa en cualquier tipo de movimiento, independientemente de si este se produce durante una competición deportiva o durante la realización de cualquiera de las actividades de la vida diaria. Cuanto más funcional sea el entrenamiento, más beneficios aportará a quienes llevan a cabo un programa de entrenamiento.
Sin embargo, entrenar únicamente la flexibilidad dinámica puede dar lugar a limitaciones. Algunos de los estiramientos dinámicos requieren un nivel importante de fuerza y de movilidad, lo que puede hacer que haya clientes que no realicen algunos de los ejercicios de flexibilidad dinámica más exigentes. Además, algunos grupos de músculos y articulaciones (el cuello, los hombros, etc.) pueden ser estirados más eficazmente si se utilizan técnicas de estiramiento estático que si se emplean técnicas de flexibilidad dinámica.
El entrenamiento de la flexibilidad no debería utilizarse nunca como método de calentamiento: debería realizarse solo después de que se haya elevado la temperatura corporal central hasta el punto en que el cliente empiece a transpirar.
Como norma, los clientes deberían realizar ejercicios preparatorios antes de llevar a cabo
actividades intensas. Estos ejercicios o movimientos preparatorios se conocen generalmente como
calentamiento.
El calentamiento y los estiramientos no son lo mismo. El calentamiento es una actividad que eleva la temperatura global del cuerpo, así como la temperatura de los músculos, a fin de preparar al cuerpo para el ejercicio intenso (4). El calentamiento es una parte fundamental de una sesión de ejercicio exitosa. Calentar bien, física y mentalmente, es un aspecto clave a la hora de alcanzar la intensidad de entrenamiento necesaria para obtener resultados óptimos. Realizar un período de calentamiento también es importante para elevar la temperatura corporal central, mejorando así la flexibilidad de los músculos (15, 24, 40, 47, 57). El calentamiento aumenta la flexibilidad de los músculos porque la elasticidad muscular depende del riego sanguíneo que vaya a los músculos objeto del entrenamiento (51). Es por ello que los músculos fríos, con poco riego sanguíneo, son más propensos a sufrir lesiones o daños que los músculos con más riego sanguíneo (51).
Desafortunadamente, hay muchos clientes que toman atajos durante el calentamiento, lo que se traduce en un mal entrenamiento y en un aumento de los riesgos de sufrir una lesión (26). Aunque los aspectos psicológicos del entrenamiento aún no se han estudiado adecuadamente, la investigación al respecto indica que aquellos individuos que llevan a cabo un calentamiento antes de realizar su actividad principal tienden a estar mentalmente más preparados (51).
La mayoría de los estudios indican que los beneficios principales del calentamiento están relacionados con procesos fisiológicos que dependen de la temperatura. El aumento de la temperatura corporal que sigue al calentamiento ayuda a que se produzcan los efectos siguientes (40):
■ Aumento del riego sanguíneo de los músculos.
■ Aumento de la sensibilidad de los receptores nerviosos.
■ Aumento de la disociación de oxígeno de la hemoglobina y de la mioglobina.
■ Aumento de la velocidad de las transmisiones de los impulsos nerviosos.
■ Disminución de la viscosidad de los músculos.
■ Descenso del índice energético de las reacciones químicas del metabolismo.
El aumento de la temperatura de los tejidos que se produce durante el calentamiento es el
resultado de tres procesos fisiológicos: la fricción de los filamentos deslizantes durante la contracción muscular, el metabolismo de los nutrientes y la dilatación de los vasos sanguíneos de los músculos (19).
Durante el calentamiento tienen lugar los siguientes cambios fisiológicos, que deberían mejorar el rendimiento (25):
1. Aumenta la temperatura de los músculos reclutados durante la sesión de calentamiento. Un músculo caliente se contrae con más fuerza y se relaja con mayor rapidez. Como consecuencia de ello, durante el ejercicio deberían aumentar tanto la velocidad como la fuerza.
2. Aumenta la temperatura de la sangre a medida que viaja por los músculos que están trabajando. Al aumentar la temperatura de la sangre, disminuye la cantidad de oxígeno que puede contener y se libera más oxígeno en los músculos que están trabajando.
3. Aumenta la ADM alrededor de las articulaciones.
La ADM aumenta después de un período de calentamiento porque al elevarse la temperatura
corporal central se reduce la viscosidad de los músculos, los tendones y los ligamentos (51). Esta disminución de la viscosidad permite alcanzar los mejores resultados posibles y reduce el riesgo potencial de sufrir una lesión inducida por los estiramientos; además, también reduce la rigidez de los músculos y de las articulaciones y protege frente a movimientos inesperados y repentinos (19). La realización de un estiramiento excesivo cuando la temperatura de los tejidos es relativamente baja aumenta el riesgo de sufrir daños en el tejido conectivo (51).
Por los motivos que acabamos de señalar, los estiramientos solo deberían realizarse tras el calentamiento (8, 13, 30, 51) o después del ejercicio (19). El entrenamiento de la flexibilidad tras el ejercicio tiene un efecto regenerativo, restableciendo la longitud en reposo de los músculos, estimulando el riesgo sanguíneo y reduciendo los espasmos musculares (19). Las respuestas fisiológicas que se producen debido al calentamiento justifican su uso como método de preparación del cuerpo para el entrenamiento de la flexibilidad (17). Antes de iniciar el trabajo de flexibilidad, debería elevarse la temperatura corporal hasta el punto en que el cliente empiece a sudar ligeramente (25).
Por desgracia, el programa de calentamiento previo al ejercicio de muchos clientes consiste principalmente en estiramientos estáticos. Utilizar estiramientos estáticos para aumentar la temperatura corporal central tiene tres claras desventajas (1):
1. Como son una actividad pasiva, se produce una fricción mínima de los filamentos deslizantes.
2. El ritmo de metabolización de los nutrientes aumenta muy poco o nada.
3. Ante los estiramientos estáticos, los vasos sanguíneos de los músculos no necesitan dilatarse. Por estas razones, aquellos clientes que empiezan la sesión de ejercicio con estiramientos
estáticos experimentan solo un incremento mínimo de la temperatura corporal central (23) y se pierden, por lo tanto, los beneficios que conlleva el aumen to de la temperatura corporal central y la disminución de la viscosidad de los músculos. Calentar, física y mentalmente, es un aspecto clave a la hora de alcanzar la intensidad de entrenamiento necesaria para obtener resultados óptimos.
■ Tipos de calentamiento
Independientemente del método de calentamiento escogido, el propósito general de calentar antes de realizar una actividad física es incrementar la temperatura de los músculos (23). Hay tres tipos de métodos de calentamiento: pasivo, general y específico (23, 31, 51).
Calentamiento pasivo
El calentamiento pasivo incluye métodos como duchas calientes, almohadillas térmicas o masajes. La mayoría de estudios (18, 46, 50), aunque no todos (25), han demostrado que los métodos de
calentamiento pasivo pueden tener un efecto positivo. Una ventaja evidente de este tipo de calentamiento es que el cliente no se cansa antes de la sesión de ejercicio. Además, una vez que se consigue elevar la temperatura corporal, este aumento de temperatura se puede preservar hasta el inicio de la actividad con un gasto mínimo de energía (51). Por desgracia, los procedimientos de calentamiento pasivo (compresas de calor húmedo, por ejemplo) pueden no resultar prácticos en muchos sitios.
Calentamiento general
El calentamiento general incluye actividades básicas que requieren el movimiento de los principales grupos musculares, como trotar, pedalear o saltar a la comba (51). El calentamiento general aumenta la frecuencia cardíaca, el riego sanguíneo, la temperatura de los músculos profundos y la transpiración (4). El aumento de la temperatura de los músculos permite una mayor flexibilidad (4), lo cual prepara al cuerpo para los movimientos (4). Por lo tanto, cuando el objetivo es preparar al cuerpo para actividades físicas exigentes, el calentamiento general parece más apropiado que el pasivo.
Calentamiento específico
A diferencia del calentamiento general, el calentamiento específico incluye movimientos que forman realmente parte de la actividad, como trotar lentamente antes de ponerse a correr o ejecutar repeticiones suaves de press de banca antes de empezar a trabajar con el peso real de entrenamiento (4, 25, 51). Este método parece ser el más conveniente porque aumenta la temperatura de aquellos músculos que concretamente van a usarse en la actividad posterior, más intensa, y porque sirve de ensayo mental de la actividad, lo cual permite que, durante esta, las destrezas complejas se ejecuten más eficazmente (23, 31).
■ Pautas para el calentamiento
Lo ideal sería que la cantidad, la intensidad y la duración del calentamiento se ajustaran a cada cliente según su nivel actual de condición física. La duración del período de calentamiento depende del clima y del nivel de preparación física. Por lo general, la actividad que se realice para calentar debe durar aproximadamente entre 5 y 15 min, el tiempo suficiente para que el cliente empiece a sudar ligeramente (47).
A medida que mejora la condición física de una persona, se hace necesario incrementar la intensidad y la duración del calentamiento para que se produzca el aumento de temperatura corporal deseado, aumento que queda confirmado, como ya hemos dicho, cuando aparece un sudor ligero. Cuando un cliente mejora su condición física, su sistema termorregulador está más capacitado para responder al calor producido durante el ejercicio, lo que significa que cuando el cliente realiza ejercicio, es proclive a hacerlo a una mayor temperatura corporal que un cliente con una peor condición física. Por ello, para lograr un nivel óptimo de temperatura corporal, la persona que tenga una buena condición física probablemente necesitará, en comparación con una persona que tenga una peor condición física, un calentamiento más largo, más intenso, o ambas cosas a la vez (51).